· ESTHER NUELIS.

Esther Nuelis Cuenta cuentos de las Islas Canarias

 

Título genérico

«DESNUDEZ INTERIOR«. 

___________________________________________________

EN EL SUR 

«EN EL SUR»

Relato erótico.

27 de Julio de 2009

_________________________________________________

   El tibio sol de primavera calentaba sus hombros y su rostro, sentada en un pequeño muro mientras esperaba a que se abrieran las puestas de la empresa, disfrutaba de ese plácido momento antes de continuar con la jornada de trabajo.

   Sus compañeros, no muy lejos, buscaban la sombra y hablaban sin parar dando voces y bromeando, ella conseguía evadirse de sus insustanciales conversaciones y adentrarse en su mágico y dulce mundo interior. ¡Que agradable sensación la del calor del sol!… como alimento para la piel… para los sentidos… y se descubrió en un gesto que solía hacer de forma inconsciente, había momentos en los que apoyaba su barbilla en su hombro izquierdo, la deslizaba suavemente en una leve y dulce caricia que llegaba hasta su mejilla, se dio cuenta en ese momento del sentido de ese gesto, deseaba sentirse amada, acariciada, cuantos años sin recibir caricias, solo caricias, dulces, tiernas caricias.

   Se abrió la puerta de la empresa y todos entraron, algunos presurosos y otros arrastrando los pies, sólo cuatro horas más de trabajo y se acabó, viernes tarde, final de semana, a disfrutar!

   La tarde pasó tranquila entre llamadas de teléfono, informes, albaranes y poco más, alguna broma con algún cliente, el cortadito de media tarde acompañado de una corta charla con una compañera y… se acabó, libres todos para disfrutar del fin de semana.

   Llegó a casa, ya tenía preparado un gran bolso con la ropa que se llevaría, solía poner ropa variada porque los fines de semana en el sur con su querida amiga, siempre eran una improvisada aventura, eso le encantaba e iba preparada con ropa y calzado adecuado para diferentes ocasiones. Después de una ducha se arreglo bien, seguro que esa noche tocaba salir y ya en la estación de guaguas no tardó en coger la que la llevaría a su destino, le encantaba ir al sur, desconectaba de todo y disfrutaba de la improvisación de los fines de semana en el sur.

   Cuando llegó, su amiga la esperaba con una rica cena, y contándose los acontecimientos de la semana, entre risas y reflexiones, cenaron lentamente y siguieron charlando largo rato, brindando por los cambios, los buenos cambios de sus vidas, habían compartido tanto   a lo largo de sus últimos años…         

     Siempre daban un largo paseo a través de un parque camino de la zona de discotecas, pequeñas discotecas unas al lado de las otras y todas frente al mar, entraron en varias y al final se decidieron por una de ellas, buena música y buen ambiente, comenzaron a bailar, ambas disfrutaban tanto bailando… iban a bailar, solo a bailar toda la noche sin parar.

   Bailaban con todo su cuerpo, libres, bailaban con todo su ser, llenas de frescura. Cuando ella bailaba se desinhibía, aceptaba toda su sensualidad y la disfrutaba, desconectaba de todo lo que la rodeaba y solo estaban ella y la música, moviendo su cuerpo tan femenina y sensual, sonriendo para si misma… y bailando, bailando, esa noche hicieron algo que nunca antes habían hecho, prestar atención a unos jóvenes que se acercaron a bailar con ellas.

   Bailaron, bromearon, rieron toda la noche cerrando una discoteca tras otra. Ella sentía gran excitación cuando bailaba con aquel joven de dulce acento, al hablar y de mirada traviesa y segura, no se podía creer lo que le estaba pasando, a su edad sentirse así de atraída por un extraño. La velada no tuvo final, cuando no quedó donde ir, los jóvenes las invitaron a su casa, su amiga tan libre y tan despreocupada aceptó sin dudarlo y ella que jamás había hecho algo así, calló. Una vez en casa de los jóvenes, ellos muy atentos, ofrecieron bebida y algo de picotear y hablaron, cantaron, bailaron, contaron historias y rieron mucho.

   Las primeras luces del alba los encontraron así, ellos muy amables dijeron que las llevarían a su casa pero que los dejasen dormir un poquito, y bueno allá fueron todos a dormir un poquito… todos menos ella, se negó.

 < No, no, de veras, yo estoy bien aquí en el sillón.>

   Su amiga volvió a dar con ella.

< Tranquila son bueno chicos, no pasa nada, además no ves que son gays, tienen la casa limpiiiiisimaaaaa, y percibo que entre ellos hay algo más que amistad, de verdad amiga.>

   Uno de los dos chicos salió a buscar a su la amiga, y ésta le dijo:

< si vamos, pero a dormir eh, solo a dormir>

   Gays!!!… jaja se rió para sus adentros, su amiga estaba algo alegrita aquella noche. Nuevamente quedó sola, jamás en su vida había hecho algo así, ni en su juventud, bueno había tantas cosas que no había hecho en su vida!                                           

   Allí sola, acurrucada en aquel sillón, en casa de  unos extraños, encantadores pero extraños y tan jóvenes… ¿qué hacía ella allí, una mujer madura, con una carrera en la media?… cerró sus ojos, sabía que no podría dormir pero intentaría relajarse y esperar a que los otros descansaran. De pronto sintió que la levantaban en brazos y abrió los ojos sobresaltada, era el joven de dulce acento:

< ¿como te vas a quedar aquí?, te vienes a la cama>

< a la cama, no, no, de veras que estoy bien aquí>

   le decía mientras se preocupaba de que su minifalda vaquera no se le subiera más de la cuenta.

< ¡¡diosss, que situación !!>

   Le tentó la risa, era para ella algo rocambolesco, después de una noche de intenso bailar, lo que le apetecía era darse una ducha fresquita y acostarse, claro, pero en su cama, sola.

   El jóven la dejó en la cama con suavidad y luego se acostó a su lado, mirándola con intensidad y ciertamente divertido al contemplar su reacción, como le atraía aquella mujer madura, fresca e inocente, acostumbrado a jovencitas pasadas de vuelta.

< solo a dormir> aclaró ella.

< solo a dormir> afirmó él.

   Pero no durmieron, hablaron y rieron… había tanto deseo contenido!. Se hablaban con lentitud  mirándose a los ojos, a los labios al hablar…ella le contó historias, bellas historias, él jamás había tenido un encuentro tan sugerente, tan dulce y tierno a la vez que sensual, aquella mujer de mirada intensa e inocente a la vez que casi tendría edad para ser su madre y aun así, cuando lo miraba a los ojos le mostraba una clase de mujer que no había conocido antes, e hizo esa mujer con su mirada fresca y profunda, su dulce y sensual voz, su cuerpo de madre, que abriera su corazón y le contara cosas íntimas, muy íntimas, de esas que solo le cuentas a un amigo muy especial.

   Y el jóven de dulce acento vació sobre el pecho palpitante de aquella  mujer sin edad, sus vivencia y sentimientos, sus temores y satisfacciones.Y ella le contó algo de su vida… no mucho, su vida ciertamente había sido algo difícil, le contó de sus anhelos y le hablo con ternura de sus hijos.                                              

   El espacio entre ellos se estrechó y las caricias comenzaron dulces y leves, haciendo estremecer sus cuerpos, las caricias abrieron paso a los besos, besos lentos y apasionados, él descubría como un viajero, un aventurero, el relieve de su cuerpo a través de la ropa… y ella se dejaba llevar, pero de pronto sonó la alarma en su mente, ¿Qué estaba haciendo?, No!

< ¿estás incomoda, te quieres duchar?> él ya lo había hecho.

< no, no, > ducharse allí, no!. aunque lo que mas deseaba era un ducha.

< no va a pasar nada que tu no quieras,>

< por supuesto que no va a pasar nada que yo no quiera>

   Y siguieron jugando, caricias y besos, húmedos besos y cálidas caricias. Él rebosando juventud y deseo, deseo de desnudarla, despacio muy despacio y poseerla, deseo de sentirse dentro de aquella mujer tan femenina, tan tierna y fresca, tan especial. Ella como una fruta madura llena de frescura, de jugoso y dulce sabor, sintiendo un deseo que jamás antes había sentido, todo su cuerpo encendido con la rojez de la manzana más jugosa, palpitando desplacer y deseo, se sentía como un exquisito bombón de chocolate y frutos crujientes que se derrite lenta y dulcemente en la boca y entre el chocolate caliente ya fundido sobre tu lengua, te encuentras con el rico crujiente de los frutos que son como una sorpresa que hay que morder y saborear.

   Pero paró, paró el deseo de sentir dentro de sí a aquel jóven dulce y divertido. No podía pasar con paso firme sobre muchas cosas de su vida, cosas que aun le dolían sin ella saber.

   El tan tierno comprendió y todo siguió siendo un juego.

   Cuando ella comenzó a sentirse mal pues no podía estar mucho tiempo sin tomar alimento ya que se le bajaba el azúcar, esa era una secuela de su vida pasada, él se levantó corriendo y le trajo algo de fruta y mientras ella comía la fruta, él deseaba comérsela a ella.

   Siguieron unas horas más hablando y con ese juego erótico, él intentaba que ella cediera, pero a pesar de que ella lo deseaba con todo su cuerpo, su mente bloqueada no se lo permitió.

   A medio día todos se levantaron y ellos prepararon un desayuno muy rico, eran muy atentos.

   Comentaron muy divertidos lo vivido la noche anterior, las bromas… y hablaron de los lugares en los que cada uno había nacido, todos, los cuatro eran de muy diferentes lugares.

   En las primeras horas de la tarde llegaron al apartamento de las  chicas, tomaron café y ella se fue a duchar, cuando salió de la ducha se vistió y peinó, al entrar en su habitación, el dulce joven la esperaba, que rico olía, recién bañada, sin pintar y con el pelo mojado le pareció más excitante todavía, emanaba la vitalidad de una mujer jóven, la templanza de una mujer madura, y la ternura de una madre.

   Él ya no podía con más deseo, la tumbó sobre la cama… la miró a los ojos y despacio, muy despacio la besó, la acarició… y ella se debatía entre el deseo de su cuerpo encendido y los discursos de su mente razonadora e inquisitiva, entonces comprendió lo dura que siempre había sido consigo misma, desde pequeña, intentando ser siempre tan correcta, siempre tan juiciosa, tenía que ser perfecta para estar por encima del dolor que le causaba el ultraje, la humillación, el sentirse tan sucia y culpable por lo que le pasó siendo tan niña.

   Unas tímidas lágrimas asomaron a sus ojos y rodaron tan cálidas por su rostro encendido de placer que casi el quemaban, él paró sus caricias.

< ¿estás bien?>

< >, respondió ella casi en un suspiro,

<estoy bien>

   Y una leve y dulce sonrisa brotó de sus labios, sonrisa de alivio y lo besó lento y jugoso, jugando con su lengua temblorosa de placer, él sintió que al viajero, al aventurero se le abría el paso para explorar aquel paisaje desconocido, misterioso, lleno de frescor, de tierra húmeda y fecunda, de la fragancia de la inocencia nunca perdida y se paseó por aquel paisaje tan hermoso, lleno de redondeces, cálido como fina arena bajo el sol… y palpitando de gozo, aquella flor abrió sus pétalos permitiéndole penetrar en su húmedo y calido interior fundiéndose ambos entre miradas y besos y caricias, y jugos y fricción, bebiendo el uno del otro toda su pasión.

   Abrazados quedaron al final, sin decir palabra alguna pues sobraban. Él impregnado de la dulzura, la frescura, la delicada sensualidad de aquella mujer. Ella impregnada de la jovialidad y la alegría de aquel jóven aventurero de dulce acento… sintiendo por primera vez en su vida el gozo de vibrar con un hombre.                                              

   Cuando se despidieron, una ante el otro, él tan alto, ella tan menuda mirando hacia arriba, él con sus grandes manos acarició por última vez todo su cuerpo comenzando por su rostro, descendiendo por sus senos, sus caderas y cogiéndola con firmeza por el trasero, la levanto del suelo, ella entrelazo sus  manos al cuello del joven, así se podía mirar directo a los ojos, luego se besaron, un lento y profundo beso que parecía no tener fin, una dulce sonrisa y la dejó nuevamente en el suelo, como el que deja una flor delicada y valiosa. Ella poniéndose de puntillas, tierna y suave acarició su mejilla.

   El se fue impregnado de la fresca y dulce esencia de aquella mujer, de su misteriosa feminidad.Ella quedó serena, aceptando su feminidad, su libertad, su naturaleza salvaje.

   Ambos sabían que aquel había sido su único encuentro.

Esther Nuelis

______________________________

 playa nudista12

«CARTA A UNA AMIGA».

                                                                                                    Para Luz.

                                                                               11 de Mayo de 2009.

____________________________________________________

   Hola amiga, ¿que tal tu luna llena de Mayo?

 

Yo pasé mi luna de Mayo en una tranquila soledad.

El mar me regaló su calma, el sol su calor.

Y allí en la playa me tumbé arrullada

por la suave canción de mi amado mar,

que inundó mis sentidos con su plata y azul,

acariciando suave mi cuerpo, cuando dancé con él

envuelta en su frescura, en su fragancia,

envuelta en su esencia salvaje,

como ese amante a veces apasionado y otras tierno.

 

   Por la tarde me arreglé como si estuviese enamorada

y fuese al encuentro de mi amante.

Paseé por la avenida al lado del mar… siempre el mar,

en soledad… pero no en soledad.

Rodeada de mar placido y sereno,

contemplé el ir y venir de las olas,

como el ir y venir de los pensamientos,

de los acontecimientos, de los sentimientos…

 

   El dorado de la mañana dio paso a los azules,

rosas y violetas de la tarde.

Y nuevamente mi madre tierra me obsequió.

Las montañas no muy lejanas llenas de verdor,

envueltas a medias en una leve bruma ligera y grácil.

Los últimos rayos de sol, dorados, asomando grandiosos

por detrás de las montañas.

Tanta belleza dentro y fuera!… cómo gocé hermana!

Todo fue una meditación sin guión,

sin propósito, sin un esquema establecido.

Fue libre, espontánea e imprevisible.

Simplemente estaba en el aquí y el ahora, sintiéndome.

Sin expectativas… solo sintiendo.

 

   Por la noche, en la serena calma de mi hogar,

arropada entre las cálidas sábanas de mi lecho… soñé.

Soñé con los paisajes de mi vida, atesorados en mi memoria.

Paisajes áridos algunos en los que aprendí a caminar,

sin un suelo firme bajo los pies.

Paisajes desangelados en los que reconocí mis temores.

Paisajes poblados de heridas pidiendo sanar.

Y yo, aventurera de esos parajes, me perdí en la oscuridad

para poder hallar mi luz.

 

   Caí una y otra vez, una y otra vez me levanté y continué mi viaje, encontrando en el camino pequeños senderos de sosiego,

que conducían a calmos claros, en los cuales descansar.

Y cuando más creí estar perdida, más certero era mi camino.

Descubriendo en un aquí y un ahora,

un valle de fértil tierra húmeda y fresca, hermosos bosques,

doradas playas besadas de blanco y azul.

Paisajes de aceptación, de ternura y valor, paisajes sanadores,

alegres paisajes… serenos paisajes de mi alma.

 

   Como ambas sabemos, es un regalo de la vida tener una amiga

del corazón, una amiga del alma con la que poder compartir

todo lo que se siente, lo que se es, sin temor, sin juzgar… solo estando.

Esa es nuestra amistad hermana.

 

En el aquí y el ahora, sin expectativas, solo sintiendo.

Un cálido y suave abrazo,

de tu amiga, tu hermana en el camino.

                                                                                      Esther Nuelis.

 

a-barrapluna


3 respuestas to “· ESTHER NUELIS.”

  1. UN APLAUSO A LA LIBERTAD DE EXPRESION….A LA LIBERTAD DE ESTILOS GRAMATICALAS…..POR LA CAIDA DE LAS ESTRUCTURAS DE LOS QUE NOS DICEN COMO PONEMOS LAS PALABRAS PARA EXPRESAR LO QUE VIVIMOS…SENTIMOS O SOÑAMOS.

  2. Y UN APLAUSO PUES, TAMBIEN PARA TI, ZORRO

  3. […] “EN EL SUR” […]

Deja un comentario